
Los peruanos estamos ávidos de triunfos. Necesitamos con urgencia logros, victorias, hechos que nos hagan sacar pecho. Andrea Montenegro calata es un orgullo nacional. Ricas montañas, hermosas tierras es mi Perú. Su reconocimiento internacional nos hizo levantar el ánimo. Sí se puede carajo, dijeron unos. Ahora sí vamos al mundial, gritaron otros. Han pasado algunas semanas de la publicación de las fotos de Andrea en una reputada revista española y la euforia por la Montenegro -que ironía y qué delicia de apellido- ha disminuido un poco. Fue algo así como una moda pasajera, pero casi chauvinista - nacionalista, unión por el Perú, como la que portagonizó el Chorri Palacios con su polo "Te amo Perú" el día que la selección le ganó a Paraguay 2 - 0.
El libro "Historia de la publicidad en el Perú" cuenta que "La empresa Gillette tenía contratados a cinco integrantes de la selección para que, en caso de anotar, se levantaran la camiseta y mostrasen un polo blanco con la inscripción 'El golazo de Gillete 2026".
El maestrito Nolberto Solano le anotó un gol a Chilavert y mostró su polo Gillete. Lo curioso fue que solo seis minutos después del penal convertido por Ñol, el 'Chorri' Palacios materializó la muestra de amor más grande hecha por un futbolista peruano. No tenía el polo Gillete debajo, sino otro que decía: "Te amo Perú". Ese Te amo Perú en adelante se convirtió (casi) en otro símbolo patrio. Y no hubo dinero de por medio.
¿Por qué traer a la memoria esta añeja historia? Por nada, sólo recordar hechos que nos hicieron sentir bien y que, lamentablemente, cada vez son menos. Por eso este tímido pero sincero reconocimiento al benemérito cuerpo de Andrea Montenegro. Que cada noche, cuando la realidad deprime irremediablemente, aparece, sonríe y el ánimo, por encato, levanta. Allí, entre sábanas, con una sola mano, uno piensa: aún quedan cosas bellas en nuestro país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario